Hay que tener cuidado con las mascotas que adoptamos, ya que no todas son tan fieles como la de nuestro amigo Tyler, y nos pueden traicionar.
La mujer sospechaba desde hacía tiempo que su esposo la engañaba, pero éstas sospechas se acrecentaron cuando escuchó lo que el marido le decía en la intimidad a la asistenta. Lo increíble del caso es que el testigo de la supuesta infidelidad fue la mascota del hogar: un loro.
La noticia nos llega desde Kuwait, y el resultado final fue el de una asistenta del hogar sin trabajo y un matrimonio roto. El adulterio en éste país está penado con cárcel o trabajos forzados, castigos de los que el marido se libró por no aceptar el juez al animal como testigo fiable, ya que pudo haberlo escuchado por televisión o radio.